Cuando era pequeña, nuestros finales de curso eran actuar (los privilegiados a los que no les daba pánico hacerlo), bailar o tocar la flauta encima de un escenario y delante de toda la legión de padres, madre, hermanos, abuelos y un sinfín de vecinos del barrio que querían acercarse al cole para disfrutar de unos bocatas y bebidas baratas.
Hoy, además de eso, se celebran las graduaciones al pasar de ciclo. Este año tocó la de mi hijo. ¡Sí! Se ha graduado de cinco años y pasa a primaria. Y, como buena mamá delegada (sí, lo sé, vivo al límite), he preparado la decoración del acto. Estuve una semana entre globos, estrellitas doradas y fotos llorando como una tonta, pensando en lo mayor que está ya. ¿Cuándo ha dejado de ser un bebé? ¡Mi bebé! Lo miro y siento que el tiempo se escapa de entre mis dedos. Que debería de disfrutarlo más. Que debería estar siempre con él. Pero luego llegan las responsabilidades, el trabajo, la rutina, las prisas… Por eso aprovecho cualquier instante para besuquearle la cara, achucharlo fuerte y decirle cuánto lo quiero porque seguro que ya mismo llegará el momento en el que me diga: «No seas pesada, mamá».
Disfrutad de vuestros hijos y disfrutad del fin de curso, que ya está aquí el verano y hay que aprovechar el tiempo.
Por cierto, en la graduación disfruté y lloré como una magdalena cuando vi a mi peque, con su birrete, desfilar por la alfombra roja y llegar hasta el fin de una etapa que no olvidaremos nunca. Sobre todo a nuestra querida seño Mar. ¡Adiós, promoción 2020/2023!
Besos,
Marissa
P.D.: Si quieres que te avise de una nueva entrada o que te escriba contándote mis novedades, dale clic a la casilla Sí, agrégame a tu lista. Solo por suscribirte, te enviaré GRATIS un ebook.
¡Los peques! Hay que disfrutarlos siempre. En todas las etapas ^^
¡Siempre!